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En el marco de la Propuesta Educativa Pensar la Soberanía, el siguiente trabajo interdisciplinario se propone reflexionar sobre el aspecto Soberanía Sanitaria.
Partiendo del informe de la OMS del año 2010, que señala: “Las circunstancias en las cuales las personas crecen, viven, trabajan y envejecen, influencian en gran medida la manera en que viven y mueren. Reducir las desigualdades en estas áreas reducirá las desigualdades en salud”. Y según lo expresado por el Médico Mg José Carvalho de Noronha, “para garantizar el derecho a la salud, es necesario examinar los diferentes procesos en curso en los países y que se relacionan al empleo e ingresos, educación, vivienda, saneamiento y medio ambiente, alimentación, reforma agraria y desarrollo social, entre otros. Como regla general, las inversiones y los servicios de interés colectivo son financiados por los impuestos y otras recaudaciones que integran el  presupuesto  gubernamental en sus diferentes niveles. El destino final de los fondos de ese conjunto de recursos fiscales es detallado en los presupuestos y planes de inversión, en los cuales se explicitan las decisiones, tanto para defensa, educación, y salud como así también pago de intereses y servicios de deuda”.
Entendemos que la Salud, es un sistema de relaciones entre distintos actores sociales con diferentes roles y responsabilidades. El análisis de la situación debido a la Covid 19, nos invita a revisar cuatro esferas interrelacionadas: Ambiente, Sociedad, Economía y Política De manera tal, atendiendo al momento que nos toca vivir y a la modalidad que cursan nuestros/as estudiantes, consideramos necesario abordar este tema, permitiendo a los/as alumnos/as indagar sobre aspectos de la misma que les resulten significativos. 

                                                                                    Trabajo Interdisciplinario

                                                                                     Prof Claudia Baruffato

                                                                                     Prof. Delia Dagotto 

Estudiantes 4to año Cs. Naturales

EL CORONAVIRUS. Una experiencia de aprendizaje


http://geoforoforo2.blogspot.com/2020/03/foro-26-el-coronavirus-una-experiencia.html


El primer trimestre del año 2020 ha registrado una experiencia histórica que marcará un hito en la evolución de la humanidad. La expansión de una pandemia de forma rápida, que ha provocado una incertidumbre y temor en gran parte de la población del planeta. La coexistencia de la difusión del virus biológico y la contaminación por noticias falsas ha generado un ambiente de caos excepcional.
Desde el Geoforo Iberoamericano de Educación queremos crear un espacio de reflexión sobre los sucesos que estamos viviendo. En primer lugar buscando una reflexión sobre qué es lo que está sucediendo y más tarde analizar nuestros comportamientos individuales y sociales en los espacios de diferente escala y simbolismo: desde el espacio físico doméstico hasta el espacio mundial virtual.


En primer lugar es necesario definir el COVID-19. Según define la OMS, "es la enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto más recientemente. Tanto el nuevo virus como la enfermedad eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en diciembre de 2019". El origen léxico del Covid-19 proviene de 'co', en alusión la forma de corona solar del virus, 'vi' corresponde a la palabra virus y 'd' hace referencia a enfermedad ("disease" en inglés). Finalmente se le puso el número 19 por el año en que se detectó en seres humanos.


Para su estudio en el medio escolar contamos con materias de ciencias experimentales, como la Biología, que puede explicar la diferencia entre virus y bacterias. Las bacterias son microorganismos que contiene una sola célula, y la mayoría de ellas no provocan daño alguno, si bien algunos de estos pequeños seres vivos invaden nuestro cuerpo y se reproducen de forma incontrolada. Por eso se deben combatir con antibióticos.

Por su parte, los virus son organismos que atacan otras células, denominadas hospedadoras, en las que introducen su propia información genética que “reprograma” la de las células huésped para que éstas produzcan muchos nuevos virus, que luego abandonan las células infectadas. Es decir, se introducen en las células humanas y sólo pueden ser combatidas por nuestro sistema inmunológico, previamente adiestrado, o no, con vacunas.


Ya sabemos que existen diferentes formas de expansión de estos gérmenes, en especial las pequeñas gotitas que expectoramos al hablar y respirar y que pueden infectar a otras personas. Ello provoca una expansión rápida de la enfermedad. Una pandemia.

 

¿Qué se puede hacer frente a ello?

Aquí entra en juego la explicación geográfica del territorio, la organización por parte del Estado de las funciones sociales básicas, como es en este caso la salud pública y la relevancia de la difusión espacial que se puede mostrar a través de muy variada cartografía. El Estado en sus diferentes escalas (municipios, regiones, estados, naciones, comunidades internacionales) debe hacer frente a los virus como nuestro sistema inmunológico lo hace en nuestro cuerpo. Para ello cuenta con hospitales, personal sanitario, fármacos, quirófanos, instrumental físico como respiradores, UCIs.
 

Un Estado que sabe organizarse y que tiene medios para enfrentarse a la enfermedad será más eficaz que un Estado que no cuenta con recursos públicos, bien porque no tiene medios o porque ha delegado esta función en las empresas privadas, que restringen el acceso al derecho universal de la sanidad por medio de una contraprestación económica.


Entonces aparece en escena la población. ¿Cómo responde la población? De dos formas, podemos aventurar. Una, eligiendo a sus representantes que nos provean de los medios necesarios en caso de una alarma de pandemia, como este caso. Dos, confiando en las medidas adoptadas por las instituciones y siguiendo sus recomendaciones para superar la pandemia. Ello supone un determinado grado de cultura y disciplina social.
Pero ello no evita, sí que puede paliar, los efectos de dichas medidas. Por ejemplo, cómo pasamos un confinamiento en casa. Cómo evitamos socializarnos en la vía pública para impedir la posible propagación del virus. Cómo concienciamos a la población a través de un aprendizaje escolar, que es nuestra función social.


Nuestras reacciones responden a lo que podemos denominar el espacio vivido, que se corresponden con nuestras ansiedades, miedos, estrés, expectativas. Pero además seguro que juzgamos las medidas que se han implantado y hemos leído algo que nos corrobora lo que queremos escuchar. Este lugar, se transforma de vivido en espacio percibido, pues puede estar contaminado por las fake news; ante ello, hemos de ser cautos, pues eso supone un prejuicio social, un estereotipo propio del espacio percibido. Después hemos de criticar con argumentos las concepciones territoriales, las medidas adoptadas como cierre de fronteras, guerras comerciales implícitas y no declaradas, las fluctuaciones de los mercados, los expedientes de cese de trabajo, el paro que aboca a una mayor precariedad. Todo ello debe ser argumentado con solvencia, con datos y con teorías consistentes.


La Educación Geográfica tiene un desafío con esta pandemia: mostrar su utilidad y provocar una participación ciudadana. Lo podemos hacer. Podemos invitar a todos/as nuestras alumnas a participar en este debate.

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